26 de octubre de 2011


Yo Tarzán, tú ¿Web?
Así es como se debió presentar un docente a un ordenador al que se enfrentó por primera vez Hablaban idiomas distintos. Se decidió con determinación a aprender ese nuevo idioma; asistió a clases, se divirtió, conoció a compañeros con sus mismos miedos, intereses e inquietudes y muy dispuesto empezó a utilizar las nuevas herramientas que se le ofrecían no sin tener siempre a mano su amado libro de texto, sus fotocopias y su sesión de clase bien planificada y su rol como procurador de contenido. En su centro era el más moderno y un referente de la nueva metodología al que todos querían seguir. Sin embargo, esta situación de “poder” empezó a diluirse superada por la comodidad de lo que ya se conoce y se maneja con soltura. Demasiados inconvenientes tecnológicos (en su centro no había ordenadores ni para los profesores –solo uno para todos-ni mucho menos para los estudiantes). Así que volvió a su estado anterior, aunque de vez en cuando echaba mano de alguna actividad impresa del JClic .
Pasaron unos pocos años, pocos, dos como mucho, diría yo,  y un día se dio cuenta de que habían llegado montones de ordenadores al centro y que incluso se habilitó una sala para que los colocaran allí. “¡Vaya! ¿Dónde estarán mis apuntes del curso aquel que hice? Seguro que me piden que le dé al claustro un curso rápido de iniciación.” Cuando llegó a su casa aquel día, encendió su pc y empezó a buscar en Altavista y en Excite sitios donde actualizarse y se topó con ICQ y con foros y listas de distribución y muchos correos electrónicos. “¡Cómo ha cambiado todos esto! ¡Estoy absolutamente desfasado!” Así que se matriculó en otro curso, uno llamado “Las Nuevas Tecnologías (NNTT) aplicadas a la Educación”, que ya había que dar un paso más allá, no solo práctica sino teoría pero era  un máster ¡y online! Aprendió mucho e hizo amigos “virtuales”; había dado un paso más hacia delante, de recibir clases presenciales a clases por Internet y se puso a pensar. Quiso inmediatamente poner en práctica en clase los conocimientos aprendidos Una vez más, empezó con ilusión  con el firme propósito de no abandonar al primer problema que se le presentara. La dirección del centro le pidió que compartiera sus conocimientos con el resto del claustro para que todos pudieran “estar a la última” en cuanto a metodología y tecnología. Durante unos meses, la sala de ordenadores echaba chispas de tanto usarla hasta que, como todo lo nuevo, empezó a quedar desierta especialmente por problemas de organización y, en muchos casos, de desmotivación tanto del profesorado (fallos en el sistema, ausencia de personal informático cualificado) como de los alumnos (estos se dedicaban a “chatear” en clase) Desanimado, nuestro docente volvió a su  socorrido manual (al que nunca había abandonado)
Hace bien poco me lo encontré en unos talleres de gramática y me habló de lo frustrado que se encontraba porque él, que había sido un referente de modernidad tecnológica y metodológica en su centro, veía cómo generaciones más jóvenes que la suya mostraban una naturalidad insultante en el conocimiento y aplicación didáctica, docentes y  estudiantes. La pequeña sala de ordenadores pasó a mejor vida y en su aula salieron ordenadores portátiles como setas y una hermosa pizarra que no necesitaba ni tiza-mejor para la salud- ni rotuladores-mejor para el olfato-sino un enchufe, un pc, altavoces y un cañón. “Tú lo que eres es un inmigrante digital y tus estudiantes son nativos digitales”, le expliqué. “¿Cómo dices? No te entiendo” ”Otra vez a ir a clase de idiomas”.

Y eso es lo que ha estado haciendo últimamente nuestro querido docente. Intentar avanzar lo antes posible para que no le pille el tren de las nuevas corrientes metodológicas (algunas por verificar aún si son teorías o ampliaciones de teorías como el Conectivismo), ni sus herramientas2 ahora conocidas como TIC, aprender el alfabeto  y las normas1 de este idioma que ya no se queda en la simple exposición y transmisión de ideas ni de conceptos o datos sino que si no se comparte, si no se facilita la visión crítica, si no te hace pensar ni dejas que otros (los estudiantes) construyan vía conexiones su propio conocimiento, no sirve de nada. Sin embargo, es consciente de que seguirán existiendo los problemas técnicos y que un pan B siempre es necesario; también es consciente de que el aula sale de su entidad física y que se extiende como una tela de araña a través de los recursos en la web, que aumentan día a día, con sus pros y sus contras. Sabe que no hay que bajar la guardia y que tiene que cambiar su idea de qué es el aprendizaje y cómo se consigue ese aprendizaje y con quién. Tiene que ser competente (de Tarzán al “e-docente) La red le ha ayudado a  pasar de ser espectador a ser autor y no solo él sino todos los que la usan.
Ahora no es él el único referente, también lo es  toda la comunidad docente y lo que haga con ese conocimiento creado y compartido por y para esa comunidad y sus redes que llegan hasta donde se quiera poner el límite.





1Entornos abiertos y entornos cerrados de aprendizaje
2 Blogs, redes sociales, google, Twitter,youtube, moodle, Glogster, scribd, linkedin, etc….

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